Conocimiento pedagógico del contenido
Es necesario que una educadora, tenga conocimiento acerca de cómo aprenden sus niños, de qué es lo que saben sus niños, acerca de sus intereses y necesidades, de la didáctica y un punto a veces olvidado, acerca del contenido que van a enseñar.
La educadora debe manejar el contenido, ya que estudios argumentan que la capacitación del educador, influye directamente en la responsabilidad del adulto de las interacciones y con la sensibilidad de este (Kontos, 1997).
¿Por qué la selección de estos contenidos? Porque el resultado del diagnóstico en el núcleo de Seres humanos, sus formas de vida y actividades relevantes, deja entrever que dos de los indicadores más débiles son: Nombra algunas semejanzas y diferencias entre objetos tecnológicos que cumplen una misma función y; Menciona algunas semejanzas y diferencias entre formas de vida urbana y rural, como tipos de trabajos, juegos, medios de transporte.
Ambas planificaciones tienen un contenido específico, en la primera de ellas sobre tres objetos en tres fases de su evolución, y en la segunda el campo y la ciudad. Se evidencian su documentación pedagógica al final de la planificación, siendo esta una herramienta como educadora para tener un buen manejo del contenido. Esto busca tener un manejo del contenido a cabalidad, y no solo desde el sentido común, permitiendo poder enseñarlo, pero también a la vez responder posibles preguntas de los niños.
Al tener manejo del contenido a tratar, las preguntas serán evidenciadoras de esto. Por ejemplo: ¿Cómo les parece más fácil encontrar una canción? Demuestra que manejo cómo se busca una canción en cada tipo de reproductor y cuál antecede en evolución (En el caso de la planificación 1).
Por otra parte si consideramos nuestro conocimiento acerca cómo aprenden nuestros niños, nuestras decisiones y forma de llevar a cabo una experiencia no es igual como si no tuviéramos este conocimiento. Por lo tanto si sabemos que debemos permitirle a los niños asumir el control de su aprendizaje (National Academies press, 2000), nuestro objetivo no será que produzcan cierto trabajo, sino que ellos mismo vayan dándole sentido a su aprendizaje y creando sus propias teorías.
Es necesario que una educadora, tenga conocimiento acerca de cómo aprenden sus niños, de qué es lo que saben sus niños, acerca de sus intereses y necesidades, de la didáctica y un punto a veces olvidado, acerca del contenido que van a enseñar.
La educadora debe manejar el contenido, ya que estudios argumentan que la capacitación del educador, influye directamente en la responsabilidad del adulto de las interacciones y con la sensibilidad de este (Kontos, 1997).
¿Por qué la selección de estos contenidos? Porque el resultado del diagnóstico en el núcleo de Seres humanos, sus formas de vida y actividades relevantes, deja entrever que dos de los indicadores más débiles son: Nombra algunas semejanzas y diferencias entre objetos tecnológicos que cumplen una misma función y; Menciona algunas semejanzas y diferencias entre formas de vida urbana y rural, como tipos de trabajos, juegos, medios de transporte.
Ambas planificaciones tienen un contenido específico, en la primera de ellas sobre tres objetos en tres fases de su evolución, y en la segunda el campo y la ciudad. Se evidencian su documentación pedagógica al final de la planificación, siendo esta una herramienta como educadora para tener un buen manejo del contenido. Esto busca tener un manejo del contenido a cabalidad, y no solo desde el sentido común, permitiendo poder enseñarlo, pero también a la vez responder posibles preguntas de los niños.
Al tener manejo del contenido a tratar, las preguntas serán evidenciadoras de esto. Por ejemplo: ¿Cómo les parece más fácil encontrar una canción? Demuestra que manejo cómo se busca una canción en cada tipo de reproductor y cuál antecede en evolución (En el caso de la planificación 1).
Por otra parte si consideramos nuestro conocimiento acerca cómo aprenden nuestros niños, nuestras decisiones y forma de llevar a cabo una experiencia no es igual como si no tuviéramos este conocimiento. Por lo tanto si sabemos que debemos permitirle a los niños asumir el control de su aprendizaje (National Academies press, 2000), nuestro objetivo no será que produzcan cierto trabajo, sino que ellos mismo vayan dándole sentido a su aprendizaje y creando sus propias teorías.