Creencias sobre Educación
La educación puede ser mirada desde diferentes paradigmas tales como el conductista, el histórico-social, el cognitivo y el constructivista.
Como educadoras de párvulos de la Pontificia Católica de Chile, tenemos una postura clara frente a lo que es el aprendizaje y cómo aprenden los niños, este paradigma es el del constructivismo, y dentro de este, aún más específico el constructivismo social.
Si bien nuestro entorno nos dice que el socioconstructivismo es la clave para mirar el cómo aprender los niños, a la hora de situarse a uno mismo en algunos de cualquiera de estos paradigmas, es necesario poder analizar nuestras propias creencias sobre la educación.
En primer lugar la firme creencia que es el niño, quien protagoniza su aprendizaje, por ende no observa lo que hace la educadora, para hacer lo mismo, sino que es un agente activo y construye él mismo (Rodrigo y Cubero, 2001).
El conocimiento se construye a través de procesos sociales y compartidos, se aprende en relación con el ambiente, lo que me rodea y quienes me rodean, por lo tanto va a ser el contexto quien tenga un pieza clave en la construcción de conocimiento. Conocimiento que a la vez va a ser fruto de concepciones comunes y formas de discurso compartidas (Rodrigo y Cubero, 2001).
Un punto muy relevante a la hora de organizar contenidos, si me sitúo en este paradigma socioconstructivo, es considerar los conceptos previos, qué es lo que sabe el niño, cuál es su experiencia y sus intereses particulares. Si no se consideran que es lo que él ya sabe, es difícil poder generar aprendizajes realmente significativos, ya que no partirá de una construcción propia (Coll y otros, 1997).
Para mi tal como Coll y otros (1997) señalan aprender no es copiar o reproducir, por el contrario se aprende cuando somos capaces de elaborar una representación personal, que nace desde los propios intereses, experiencia y conocimientos previos, con nuestros significados nos acercamos hacia un nuevo aspecto, que podremos interpretar perfectamente con los conocimientos que ya poseíamos o nos será un gran desafío. Por ende, no solo modificamos lo que ya teníamos, sino interpretamos lo nuevo para hacerlo nuestro.
Posiblemente por la formación que he recibido alejarme del paradigma del socioconstructivismo se me dificulta, ya que para mi el ser humano nace dentro de un contexto, en una sociedad, dentro de una cultura y época determinada. Para mi la fuente de aprendizaje no cae en el funcionamiento del cerebro como una actividad natural, sino que él niño es quien construye a través de una constante relación con otros seres humanos y su entorno.
Es que el ser humano para consolidar sus construcciones mentales, está permanentemente confrontándolas con su medio ambiente.
Debido a todo lo anterior, es que puedo situarme sobre el paradigma constructivo social, no sólo como manera de ver la educación y mis creencias, sino como fundamento para la toma de decisiones, ya que, si creo que el niño es agente activo de su aprendizaje, debo brindarle herramientas para que cada una de las experiencias y estrategias que planifico responda a este principio, donde el aprendizaje es construido por el niño y no “entregado” por la educadora. Por esto, es que potenciaré el hecho que cada niño o niña tenga su propio material, donde él mismo pueda hacer y probar. Por otro lado buscaré instancias donde ellos decidan, y no se les de solo “instrucciones de lo que deben hacer”.
A la vez considerar qué es lo que saben, sus experiencias y conceptos previos, para la organización de contenidos y bajada de las planificaciones, generar experiencias que vayan acorde a sus intereses y a la vez sean lo suficientemente desafiante, pero no frustrantes. Para esto el diagnóstico y algunos registros de observación serán una herramienta muy fuerte.
Como educadoras de párvulos de la Pontificia Católica de Chile, tenemos una postura clara frente a lo que es el aprendizaje y cómo aprenden los niños, este paradigma es el del constructivismo, y dentro de este, aún más específico el constructivismo social.
Si bien nuestro entorno nos dice que el socioconstructivismo es la clave para mirar el cómo aprender los niños, a la hora de situarse a uno mismo en algunos de cualquiera de estos paradigmas, es necesario poder analizar nuestras propias creencias sobre la educación.
En primer lugar la firme creencia que es el niño, quien protagoniza su aprendizaje, por ende no observa lo que hace la educadora, para hacer lo mismo, sino que es un agente activo y construye él mismo (Rodrigo y Cubero, 2001).
El conocimiento se construye a través de procesos sociales y compartidos, se aprende en relación con el ambiente, lo que me rodea y quienes me rodean, por lo tanto va a ser el contexto quien tenga un pieza clave en la construcción de conocimiento. Conocimiento que a la vez va a ser fruto de concepciones comunes y formas de discurso compartidas (Rodrigo y Cubero, 2001).
Un punto muy relevante a la hora de organizar contenidos, si me sitúo en este paradigma socioconstructivo, es considerar los conceptos previos, qué es lo que sabe el niño, cuál es su experiencia y sus intereses particulares. Si no se consideran que es lo que él ya sabe, es difícil poder generar aprendizajes realmente significativos, ya que no partirá de una construcción propia (Coll y otros, 1997).
Para mi tal como Coll y otros (1997) señalan aprender no es copiar o reproducir, por el contrario se aprende cuando somos capaces de elaborar una representación personal, que nace desde los propios intereses, experiencia y conocimientos previos, con nuestros significados nos acercamos hacia un nuevo aspecto, que podremos interpretar perfectamente con los conocimientos que ya poseíamos o nos será un gran desafío. Por ende, no solo modificamos lo que ya teníamos, sino interpretamos lo nuevo para hacerlo nuestro.
Posiblemente por la formación que he recibido alejarme del paradigma del socioconstructivismo se me dificulta, ya que para mi el ser humano nace dentro de un contexto, en una sociedad, dentro de una cultura y época determinada. Para mi la fuente de aprendizaje no cae en el funcionamiento del cerebro como una actividad natural, sino que él niño es quien construye a través de una constante relación con otros seres humanos y su entorno.
Es que el ser humano para consolidar sus construcciones mentales, está permanentemente confrontándolas con su medio ambiente.
Debido a todo lo anterior, es que puedo situarme sobre el paradigma constructivo social, no sólo como manera de ver la educación y mis creencias, sino como fundamento para la toma de decisiones, ya que, si creo que el niño es agente activo de su aprendizaje, debo brindarle herramientas para que cada una de las experiencias y estrategias que planifico responda a este principio, donde el aprendizaje es construido por el niño y no “entregado” por la educadora. Por esto, es que potenciaré el hecho que cada niño o niña tenga su propio material, donde él mismo pueda hacer y probar. Por otro lado buscaré instancias donde ellos decidan, y no se les de solo “instrucciones de lo que deben hacer”.
A la vez considerar qué es lo que saben, sus experiencias y conceptos previos, para la organización de contenidos y bajada de las planificaciones, generar experiencias que vayan acorde a sus intereses y a la vez sean lo suficientemente desafiante, pero no frustrantes. Para esto el diagnóstico y algunos registros de observación serán una herramienta muy fuerte.